SANTIAGO. -La fiebre por la extracción de ámbar en varias comunidades de la cordillera septentrional, comienza a ocasionar la desaparición de varios ríos y a afectar a propietarios de fincas para extraer el material.
Desde inversionistas extranjeros que utilizan a dominicanos para adquirir terrenos hasta propietarios.
El ambientalista Nelson Bautista asegura que al menos seis los ríos que nacen en la cordillera se ven afectados, con la reducción de sus cauces, algunos en su totalidad.
Los afluentes son los de Jacagua, Gurabo, Palo Quemado y los de San Francisco de Yásica y Yaroa.
Uno de los afectados por la extracción de ámbar es José Miguel Domínguez, que ha visto como retro excavadoras han penetrado a los terrenos de la propiedad de la familia.
Según Domínguez, los terrenos más afectados están ubicados en las comunidades de Palmar Limpio, Los Higos, La Cumbre y Palo Quemado.
“A esta zona están llegando empresarios chinos y alemanes que ofrecen dinero a dueños de fincas para que le permitan extraer ámbar y así han afectado varios ríos”, expresa José Miguel Domínguez.
En el trayecto denominado la Ruta del Ámbar, la explotación de esa zona, ocasiona el desmonte de árboles, sin que intervenga el Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales.
En Palo Alto y otros poblados, impera la extracción del ámbar de forma rudimentaria, a pesar de que en menos de dos años ha dejado al menos cinco víctimas.
Recientemente, El Caribe publicó la situación de depredación del río Yásica, afectado por la extracción de materiales y uso para la crianza de animales a pesar de que sirve el agua que consume la provincia de Puerto Plata.
A las denuncias se han unidos instituciones como la Asociación para el Desarrollo Incorporada (APEDI), entidad que en febrero de este año lanzó la iniciativa de un pacto por las aguas, debido a que la labor de minería amenaza a los principales afluentes que nacen en la cordillera.
En la zona limítrofe entre Puerto Plata y Santiago, la labor minera ha provocado la desaparición de varias fuentes acuíferas y algunos acueductos locales han dejado de recibir el líquido.