Yo me postré a sus pies para adorarle. Y él me dijo: Mira, no lo hagas; yo soy consiervo tuyo, y de tus hermanos que retienen el testimonio de Jesús. Adora a Dios; porque el testimonio de Jesús es el espíritu de la profecía. Apocalipsis 19:10.
El diccionario define la palabra adorar, entre otras explicaciones, como reverencia, es decir, inclinación del cuerpo en señal de respeto. También se incluye la palabra honrar cuando a la hora de adorar se trata.
Las palabras del apóstol Juan revelan que el único digno de reverencia y adoración es Dios. Cuando Juan intentó postrarse para adorar al Ángel,éste le ordena que “no lo hagas”, y le dice al apóstol “yo soy consiervo tuyo”, en otras palabras “coesclavo” que significa “servidores de un mismo amo sea humano o divino,” en el caso que nos ocupa nuestro amo es Dios, a quien el Ángel se refiere, luego añade ” y de tus hermanos que retienen el testimonio de Jesús”.
Noten ustedes el trato tan especial que el Ángel le ofrece a Juan y a
los hermanos, muy diferente a la manera que algunas autoridades de la Iglesia nos tratan hoy día, muchas veces sin ningún tipo de consideración, no es que se ande buscando referencia, sino mas bien mirar como procede Dios hacia sus hijos cuando tiene que enseñarle cosas como esta “Que no se debe reverenciar a nadie en esta tierra por ser un acto de honra reservado única y exclusivamente para Dios”.
“Adora a Dios” le dijo el Ángel al servidor Juan.
El Ángel se negó a aceptar la reverencia remitiendo al sirviente Juan a darle la reverencia a Dios.
Otra historia bíblica cuenta que el Ápóstol Pedro llegando a la casa del siervo Cornelio, éste salió a recibirlo y con mucho respeto se arrodilló ante él, y Pedro le dijo: «Levántate Cornelio, que no soy ningún dios.» Hechos 10:24-26.
Reverendo- digno de reverencia- es un atributo que la Palabra de Dios lo autorisa sólo a ÉL.
Pastor
Antonio Regalado