SANTO DOMINGO,.Ante la denuncia pública sobre la construcción de una carretera en los alrededores de la Reserva Científica Loma Quita Espuela en la Cordillera Septentrional de una extensión aproximada de 70 kilómetros, la Academia de Ciencias de la República Dominicana (ACRD) y la Comisión Ambiental de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD) realizaron una inspección “in situ”, tomaron fotografías, entrevistaron lugareños, comprobando, primero, que no se trata de un simple trillo o camino vecinal, sino una carretera con una anchura normal para el paso de dos vehículos, y segundo que el trazado, aun cuando no está dentro de los límites de la reserva forestal, su construcción y contaminación tendrá impactos sobre esta área protegida.
Dado la magnitud de la inversión en esta obra realizada y su proyección, la Academia de Ciencias y la Comisión Ambiental de la UASD, expresan su profunda preocupación por no contar la misma con el permiso ambiental correspondiente, que ha debido ser previo a su iniciación, en franca violación a la Ley 64-00 de Medio Ambiente y Recursos Naturales; y más aún, porque el trazado de la carretera atraviesa zonas de alta fragilidad, muy próximo a la Reserva Científica Loma Quita Espuela y a la Reserva Natural privada El Zorzal, ambas ubicadas en la porción este de la Cordillera Septentrional, una de las regiones más lluviosas y sensibles de la República Dominicana.
Se argumenta que la referida carretera, por no tocar los límites territoriales de las Reserva Científica Loma Quita Espuela, no provocará daños a los recursos naturales y a las numerosas fuentes acuíferas que nacen en la zona. Nada más incierto, ya que atravesar una cadena de montañas por lugares tan frágiles y vulnerables como esta, irremediablemente acarreará deslizamientos de terrenos, sedimentarán los ríos, arroyos y afectarán la calidad del agua que surten a varios acueductos de la zona.
Un peligro inminente que acarrearía esta obra, es que inmediatamente una zona es atravesada por una carretera con estas características ,se abren espacios, facilidades y medios para que se originen desplazamientos y asentamientos humanos, lo que significa en el corto tiempo otras construcciones, viviendas y atractivos de desarrollo inmobiliario, hacinamientos y mayor movimiento de personas, que al hacerse en la proximidad de esta reserva científica, terminaran generando impactos negativos para su integridad ecológica, incremento de la contaminación, generación de desechos sólidos, tumbas e incendios forestales y cacería ilegal, entre otras intervenciones negativas.
Este fenómeno ha ocurrido en todas las carreteras construidas en nuestro país, en la región del Caribe y en Centro América, donde agricultores, ganaderos, terratenientes y comerciantes en bienes raíces han contribuido a la formación de cordones de miseria en todos los trayectos, ampliando la frontera agrícola, contaminado las aguas, el más preciado líquido, arruinando el paisaje, y convirtiendo exuberantes zonas boscosas en eriales desolados, adueñándose unos pocos de terrenos propiedad del Estado.
Nuestras instituciones, de carácter académico y científico, apegadas a los principios y valores sociales y humanos de supervivencia y protección de la naturaleza, considera que dado la magnitud de la inversión prevista, las pocas y exiguas ventajas y beneficios que de ella se desprenden en comparación con los daños irreversibles ocasionados por esta construcción, la que fragmentará todo el ecosistema y aislará la reserva del resto de los espacios naturales adyacentes a estas unidades de conservación, reduciendo la movilidad de las especies de flora y fauna existentes, son las razones por la cual esta obra resulta peligrosa y no recomendable. Para evitar este hecho y mantener la integridad ecológica de esta zona, fue que se crearon las reservas científicas Loma Quita Espuela, Guaconejo y la Reserva Privada El Zorzal.
En resumen esta carretera, trazada irracionalmente por esta zona montañosa, impactará negativamente a una de las regiones de mayores riquezas biológicas en la que se conserva una importante muestra de los bosques pluviales de mediana altura que queda en la Cordillera Septentrional; es uno de los lugares de mayor pluviosidad de nuestro país y la puerta de entrada de los vientos alisios cargados de humedad. De esta zona nacen varios ríos como el Boba, Riote y Veragua, así como algunos arroyuelos de importancia, que surten de agua a varios acueductos y sostienen la producción arrocera, ganadera y un dato relevante es que mantienen los niveles hídricos de importantes humedales costeros.
La Academia de Ciencias y la Comisión Ambiental de la UASD, motivadas por la violación a nuestra constitución y las leyes relativas a la conservación del patrimonio natural de la República Dominicana, llama al Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales y a la Procuraduría General de la República a poner en acción los instrumentos legales disponibles para detener y reparar los daños infringidos a esta importante zona ecológica del país.
Por las razones antes dichas y la preocupación mostrada por amplios sectores de la sociedad dominicana ante los eventos enumerados, se recomienda la creación de una comisión técnica multidisciplinaria que evalué la magnitud y el alcance de los impactos ambientales que esta obra ha provocado, que establezca el nivel de responsabilidad de los actuantes, así como brindar informaciones básicas útiles para la instrumentación de las acciones que han de ejecutarse para que esta violación no quede impune.