Las víctimas aún están aquí, entre los niños a los que les gusta compartir historias mientras toman el tradicional mate argentino o quienes revisan sus teléfonos móviles fuera de los vestuarios y patean una pelota durante un descanso de los entrenamientos.
De hecho, todavía viven en la pensión de las divisiones menores del club Independiente, donde deberían haber estado seguros soñando convertirse en la próxima estrella del fútbol argentino.
Pero según investigadores judiciales, pedófilos convirtieron sus vidas en pesadilla: a varios de ellos, procedentes de familias pobres de remotos lugares del país, les pagaron un boleto de autobús de regreso a sus hogares o un par de botines de fútbol a cambio de sexo.
La fiscal del caso dijo que al menos diez menores fueron prostituidos y se cree que muchos otros han sido potenciales víctimas. Hasta ahora, siete hombres -incluido un árbitro – han sido arrestados.
Los abusos no se habrían cometido dentro de la pensión. Pero ha estallado el escándalo ante la revelación de una red de prostitución infantil en el Independiente, apodado el “Rey de Copas” por su récord histórico de siete copas Libertadores. Y a ello han seguido denuncias sobre abusos de menores también en las divisiones inferiores del River Plate.
Y el creciente escándalo en dos de los clubes más populares y exitosos de Argentina no deja de sacudir a esta nación futbolera.
La Asociación del Fútbol Argentino (AFA) dispuso un mayor control de las pensiones juveniles de clubes de todo el país y hasta creó una casilla de correo electrónico para denuncias anónimas de abuso. Pero exjugadores, psicólogos deportivos y familiares dicen que eso no basta para proteger a los niños que entrenan en los centros de talento donde Diego Maradona, Lionel Messi y otras estrellas pulieron sus habilidades.
Independiente denunció los abusos ante la justicia a principios de este año, luego que uno de sus juveniles se quebró durante una sesión con el psicólogo del club.
“Tenías dos caminos: lo denunciás o lo tapás. Y nosotros optamos por mirar a los ojos a los chicos y a los padres y hacer la denuncia”, dijo a The Associated Press un empleado de Independiente bajo condición de anonimato debido a que el caso está bajo investigación.
“Gracias a esta denuncia, las personas que denunciamos están todas presas”, manifestó el empleado. “Acá hay un fenómeno social muy grande: después de lo que denunciamos hubo otros reportes de abusos y ojalá que se animen a denunciar otros, porque esto va más allá de Independiente”.
Pocos días después de estallar el escándalo en el club conocido como el “Rojo”, River Plate anunció que cooperará con la justicia luego que una organización no gubernamental denunció que al menos dos menores sufrieron abusos en la pensión “millonaria” entre 2004 y 2011.
“El Estado debe estar más presente para que un niño no tenga que dormir con un hombre para comprarse unas zapatillas o mandarle plata a su familia”, afirmó María Elena Leuzzi, fundadora de Ayuda a Víctimas de Violación (AVIVI), organización que denunció el caso de River.
“El niño es niño y hay que cuidarlo siempre porque no sabemos si hay un futuro papá, presidente, un futuro futbolista”, agregó.
Argentina es el hogar de algunos de los más grandes jugadores del mundo, pero también de la violencia de los barra-bravas y la corrupción endémica entre generaciones de dirigentes y representantes que manejan un negocio lucrativo y a menudo no regulado: el de dar con futuras estrellas.
“En los clubes, los dirigentes tienen que entender que los niños no son números”, dijo Leonel Gancedo, exjugador de River Plate y de otros equipos que ahora maneja el club “Ángeles Unidos”, de una liga del interior.
“Lo que ha pasado es una vergüenza”, lamentó. “Es consecuencia de malas decisiones.”
Muchos niños de las pensiones de fútbol provienen de localidades lejanas y empobrecidas, viven lejos de sus padres bajo el cuidado de los clubes, y sueñan con una oportunidad de triunfar en el ultra-competitivo fútbol profesional.
Pero entre los miles de jóvenes talentosos que se prueban en las divisiones inferiores, solo un pequeño porcentaje se convertirán en jugadores de élite. Algunos lucharán para superar lesiones. Otros caerán bajo la presión psicológica en sus hogares o en los campos de juego.
“Un chico no puede tener la presión de salvar a su familia económicamente”, opinó Oscar Mangione, un psicólogo deportivo y ex terapista de Boca Juniors.
Como en otras partes del mundo, Argentina ha experimentado revelaciones de abuso sexual en la Iglesia Católica y, más recientemente, entre celebridades y atletas. Pero la magnitud del último escándalo de abuso en el deporte no tiene precedentes en un país que se enorgullece de sus dos títulos mundiales de fútbol y de varias medallas olímpicas desde vela hasta hockey sobre césped.
El Comité Olímpico Argentino (COA) denunció recientemente ante la justicia a un entrenador de gimnasia, acusado de abusar de un número no determinado de atletas en la década de 1990. Como parte de la investigación, la sede de la Confederación Argentina de Gimnasia fue allanada por orden de un fiscal.
“Hoy creo que todo se habla más, la tv, los periódicos, las radios ayudan a que esto se divulgue. Creo que estamos ayudando a la víctima a que pierda la vergüenza”, destacó Leuzzi. “El único que tiene que sentir vergüenza es el victimario”.
El puntapié inicial para el cambio debe provenir de un esfuerzo serio de la AFA para fijar reglas de seguridad entre los clubes de todo el país, opinó César La Paglia, ex jugador de Boca y gerente del Club Social Parque, una de las más fructíferas escuelas de fútbol infantil.
“Hay chicos de 8 o 9 años en las pensiones, es una locura”, lamentó. “Esos chicos tienen que estar con sus padres”.
Unos 50 adolescentes de todo el país viven en las residencias de ladrillo pintadas con los colores rojo y blanco de Independiente. En un día reciente, nada parecía fuera de lo habitual. El sonido de un pelotazo en un campo de juego rodeado de altos árboles de eucalipto se escuchó dentro de la sala principal. Los botines de fútbol de algunos de los chicos estaban cuidadosamente acomodados debajo del escudo del club; y en la pared un póster del estadio con la hinchada entusiasta, decía: “El templo de tus sueños”.
El club dijo que las víctimas se reencontraron con sus familias en Buenos Aires y que reciben asistencia psicológica mientras continúan cooperando con los investigadores.
Al mismo tiempo, se espera que esta semana un juez acuse formalmente a los siete detenidos por la red de prostitución. La fiscal que investiga el caso ha solicitado que continúen en prisión preventiva.