MOSCÚ. A cuatro meses de los comicios presidenciales rusos, el actual jefe del Kremlin, Vladímir Putin, se está haciendo de rogar para anunciar su candidatura a la reelección, pero sigue siendo el incontestable favorito en las encuestas, tras dieciocho años en el poder.
De acuerdo al último sondeo del instituto independiente Levada, el 53 % de los encuestados optaría por Putin si las elecciones tuvieran lugar ahora mismo, porcentaje que aumenta hasta el 66 % entre quienes dijeron que están seguros de que acudirán a votar.
Una distancia abismal con el segundo candidato en las preferencias de los rusos, el ultranacionalista Vladímir Zhirinovski, que obtiene apenas un 3 %, el opositor Alexéi Navalni -por ahora inhabilitado- con el 2 % y con aún menor porcentaje la presentadora de televisión Ksenia Sobchak.
Sin embargo, con los comicios fijados para el 18 de marzo-coincidiendo con el cuarto aniversario de la anexión de Crimea- Putin sigue dilatando el anuncio de una candidatura que tanto la gente como los políticos y expertos dan por supuesta.
“No hay ningún retraso en el anuncio de participación de Putin en las elecciones presidenciales”, asegura el analista político Evgueni Minchenko, aunque de cara a los comicios de 2012 lo hizo seis meses antes.
“El presidente está predispuesto para una campaña electoral corta”, añade el presidente del grupo de comunicación “Minchenko Consulting”.
Desde hace meses, el presidente ruso, que acaba de cumplir 65 años, ha declinado repetidamente responder si concurrirá a los comicios o cuándo lo hará público, o bien se ha salido por la tangente mientras distintas fuentes constatan que está “cansado”.
La última vez, el pasado octubre, durante el foro de debate internacional Valdai, celebrado en Sochi, donde Putin afirmó que el próximo presidente de Rusia deberá garantizar una economía competitiva y un sistema político estable en el país, pero sin aclarar si se presentará al cargo.
Unas semanas antes, en otro foro, el jefe del Kremlin fue aún más críptico: “No solo aún no he decidido contra quién voy a presentarme, sino que ni siquiera he decidido si me voy a presentar”.
“Putin empezó su campaña electoral el pasado verano y el pistoletazo de salida fue la ‘línea directa’ con la población”, afirma, sin embargo, Minchenko, en referencia al programa televisivo anual en el que el presidente responde a preguntas e inquietudes de los ciudadanos.
Y en septiembre, el jefe de la Duma (cámara de diputados rusa), Viacheslav Volodin, que ha sido señalado por algunos como posible sucesor de Putin, no dejó lugar a dudas: “Mi candidato es solo uno: Vladímir Putin. Las expectativas son muy grandes, las esperanzas también”.
Putin ha ganado tres elecciones presidenciales -en 2000, 2004 y 2012- con el paréntesis de cuatro años como primer ministro entre 2008 y 2012, y tras la reforma constitucional que amplió el mandato presidencial de cuatro a seis años podrá gobernar hasta 2024.
De acuerdo al análisis de Minchenko, “en el último año ha crecido el nivel de contradicción en el círculo de poder del presidente, y el único árbitro capaz de resolver estos conflictos internos de la élite es el propio Putin”.
Aunque el mandatario sigue gozando de niveles de aprobación cercanos al 80 por ciento y el país está saliendo de la recesión, un sondeo difundido hoy por Levada revela lo que menos gusta a los rusos de Putin.
Al 15 % le desagrada que “no se preocupe por la gente corriente, que haga poco por ella, que no sepa cómo vive la gente sencilla”.
Un 10 % critica que “se encuentra bajo la influencia de su entorno, es demasiado blando con los ministros o no ha despedido a (el primer ministro, Dmitri) Medvédev (acusado de corrupción por la oposición)”.
Un 7 % le achaca que no lucha contra la corrupción y, entre otras facetas negativas de su actividad, se citan “la pobreza, que no cumple las promesas, la crisis, el autoritarismo” e incluso “que se haya divorciado de su esposa”.
No obstante, para un 20 % de los encuestados “Putin no tiene defectos”.
En el lado opuesto, lo que más atrae de Putin, con el 19 % de respuestas, es su “decisión, valentía, dureza, tranquilidad, seguridad en si mismo y que es ‘un hombre de verdad’”.
El 18 % elogia “su política exterior y su defensa frente a Occidente”, el 16 % “su experiencia política y calidad de líder y el 15 % su “inteligencia, educación y cultura”.
Le siguen cualidades como el encanto y el sentido del humor, su corrección, su aspecto físico, su patriotismo y haber logrado el “retorno” de Crimea.