<strong>Por Antonio-Sócrates-Regalado</strong>.
El Club Luz y Progreso del Ensanche Bermúdez de Santiago cumple en este mes 50 años de su fundación. Es imposible, en un espacio tan corto, poder describir lo que significó y sigue significando, esta organización que enarboló los más nobles ideales de la Cultura, el Arte, el Deporte y otras manisfestaciones de la vida social.
Fue un Palacio desde donde se pusieron en marcha herramientas que fueron construyendo valores de una auténtica dominicanidad en toda la extension de la palabra, con implicaciones del más alto nivel en el orden moral, politico, espiritual y cultural, que aún perduran.
Esta institución fue una respuesta al atropello y engreimiento de los actores politicos de turno, que pretendian callar a como diera lugar, utilizando incluso el crimen y la desaparición, a las voces contestatarias, a la juventud heroica, osada y valiente, con ansias de una nación de mejor destino y futuro.
El Club Luz y Progreso construyó un paradigma de dignidad y patriotismo, de sanos principios, levantó una antorcha que brilló en una época oscura de la vida republicana, atiborrada en ese entonces con más sombras que luces, se convirtió en mural de inspiración, crecimiento y avance para una generación que soñaba con alcanzar un mundo mejor y que lo creia posible por medio de su lucha, se hizo el carpintero de un escenario de victoria, labró una defensa a ultranza de los intereses de la sociedad.
Bajo su lema histórico: “Aferrados a la Cultura Romperemos Las Cadenas del Oscurantismo”, llega al 50 Aniversario, en medio de un País que continúa a la espera de ver los sueños que un día soñaron aquellos jóvenes. Todavía hay utopía en el Ensanche Bermudez y en el Club Luz y Progreso. La lucha sigue, en el 50 aniversario.