SANTO DOMINGO. Hace un año, Winston Llenas llegó como bombero para apagar un fuego a gran escala en la directiva de las Águilas cuyo humo salía con presión de las oficinas e intoxicaba hasta los resultados en el terreno. Pero esta segunda etapa como árbitro entre fieras podría ser efímera y hasta amenaza con dejarle rasguños.
El pasado viernes, la asamblea ordinaria del equipo no solo inició con un prolongado retraso por falta de acuerdos, sino que Llenas tuvo que posponerla por un mes luego de casi tres horas de deliberaciones por diferencias entre grupos que se disputan el control del equipo, él incluido en uno. La extraordinaria, donde se haría la elección, ni siquiera pudo comenzarse.
El equipo reportó que el tiempo se había agotado para continuar con los trabajos “porque accionistas viven fuera (de Santiago)”, y tenían que retirarse. Pero una fuente cercana al equipo contactada por DL reveló que la misma fue abortada luego de que Llenas conociera a último momento la existencia de una plancha para sustituirlo en la presidencia y en la que él no figuraba con cargo alguno.
La ausencia de siete accionistas que no enviaron el poder de representación permitió el tecnicismo para suspender el acto.
“Chilote se salvó por un segundo, quizás por menos”, dijo la fuente. “Hasta ahí llegó la vida del Chilote en las Águilas, que está de ñapa. ¿En qué compañía del mundo se ha visto que los presidentes ad-vitam tienen voz y voto?”.
Un grupo que asegura reunir el 68% de las acciones del equipo, entre los que figuran Quilvio Hernández, Fabio Augusto Rojas y Juan “Juanchy” Sánchez Peralta, se habría reunido en 22 ocasiones durante dos meses con Llenas para acordar la modificación de los estatutos y, entre otras cosas, normalizar traspasos de acciones, pero no pudieron llegar a un acuerdo y esa diferencias abortaron un conclave que suele pasar inadvertido para el fanático y los medios.
Sánchez, encargado de la comercialización del equipo, habría advertido a Llenas que si la asamblea no se materializaba su puesto como presidente peligraba. DL no pudo contactar al “Chilote”.
Para encontrar explicación a las diferencias hay que remontarse casi seis décadas.
En una asamblea de 1961, con Juan Sánchez Correa y Conrado González a la cabeza, se acordó pasar como nombre comercial de Águilas Cibaeñas Inc., a Águilas Cibaeñas CxA. Allí, el club aprobó unos estatutos que incluyeron a 49 accionistas, cada uno con 20 acciones con el fin de que el equipo no sea propiedad de una persona o familia.
Estas 980 acciones no se podían vender sin la aprobación de la junta directiva, aunque en la práctica se habrían producidos traspasos sin la aprobación del consejo, pero sin valor para fines de votos. Para modificar los estatutos que legalizaran esas ventas tendría que haber un congreso con el 80% de las acciones y esa misma proporción de los accionistas.
Pero DL supo que en 2008 se produjo una modificación estatuaria para que José Augusto Vega Imbert vendiera 27 de sus 54 acciones a Llenas.
El grupo que asegura tener el 68% del cuerpo del equipo habría invertido recientemente poco más de RD$150 millones en la compra de acciones y tendría como objetivo que sean puestas a sus nombres en una asamblea ordinaria. NPerez@diariolibre.
Llenas es la persona viva más vinculada al éxito en el terreno del equipo, estando envuelto en 19 de las 20 coronas que ha logrado la novena, dentro de las líneas de cal, desde el dugout y las oficinas. Exitoso jugador y dirigente, en 1997, Leonardo Matos Berrido lo designó como presidente en medio de una crisis entre accionistas y allí permaneció por 16 años hasta 2013. Allí también hacía las funciones de gerente hasta que la nueva directiva nombró a Stanley Javier en la campaña 2013. Su lugar fue ocupado por Quilvio Hernández, quien permaneció en el cargo hasta junio de 2016, una gestión que tampoco estuvo ajena a la lucha entre accionistas por el control del club. Llenas fue elegido de forma unánime y de cara a su reelección no parecía tener obstáculo. A su llegada en 2016 las Águilas ya tenían firmados a Manny Acta como vicepresidente de operaciones y Ramón Peña estaba bajo contrato como gerente general. Las cuyayas, que no clasificaron en la campaña 2015-2016, remontaron en el primer curso bajo la dirección Llenas-Acta y llegaron a la serie final que perdieron ante los Tigres del Licey.
CHILOTE LLENAS
Enseñando a manejar el éxito y el fracaso
ESTA GLORIA DEL BÉISBOL TRATA DE QUE LOS PROSPECTOS Y LOS PELOTEROS FAMOSOS DE HOY NO CAIGAN EN LA TRAMPA DE LA FAMA EFÍMERA
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Su casa tiene forma de barco, sus manos de avión alzando el vuelo, y sus palabras son como la silueta de una pelota que avanza a toda velocidad procurando torcerle el brazo a un jugador que se prepara para darle a los espectadores su recompensa por haber ido al estadio.
Y es que hablar con Chilote Llenas, como se le conoce en el mundo del béisbol a Winston Enriquillo Llenas Ávila, es una retrospectiva de lo que ha ocurrido en este deporte, aportando, cada una de sus expresiones, un elemento que identifica la realidad y la fantasía del pelotero.
Presenta el éxito del jugador, de un equipo o del país, como un premio al esfuerzo, al talento y a la seriedad con la que se asuma esta profesión; el fracaso, como una lección de la vida que le enseña a pisar firme sobre la tierra después de haber flotado en el globo de la fama y haber navegado por las dulzuras que proporciona el dinero y los amores que “caen del cielo”.Al fanático le da un lugar primordial. Lo denomina el jugador número diez y lo califica como el responsable, muchas veces, del hit que salvó a un equipo determinado, por su desenfrenada participación vociferada en el juego y por haber ocupado los asientos de un estadio al cual los jugadores llegan sonrientes, pero tensos porque tienen que ganar para ese público.
Al manager lo ve como la voz de la experiencia que hay que oír y el responsable de que los muchachos que entrena no tomen los caminos equivocados cuando estando en la cima de sus carreras recurren a la utilización de anabólicos, sin necesidad, o a una vida desordenada porque sólo se les enseñan las técnicas y no a administrar su nueva vida.
A los padres y a otros familiares de esos jóvenes les pide que lo apoyen en el béisbol, pero con valores éticos y morales, aunque vengan de la pobreza más extrema, porque al final -dice- eso es lo que quedará y lo material se gastará o se dilapidará; la fama se la quitarán los mismos que se la dieron y el dolor los golpeará mucho más que la indigencia.
EN DOBLE VÍA
La vida de un pelotero se ve brillante cuando lo firman, pero, ¿Qué representa realmente ese paso?
Si quieres que te lo ilustre bien, te puedo decir que es como montarte en una ola, que te sube y te baja, te emociona, te estresa, te hace héroe y te ahoga. Da muchas satisfacciones y te ayuda a vivir bien. Te puede perdurar esa dicha si te administras bien, aunque lamentablemente muchos peloteros buenos se están perdiendo porque no se han sabido manejar en el mar revuelo, en medio de la ola.
¿Realmente es estresante?
Oh… pero imagínate, mientras la gente trabaja sentada en una oficina, pensando, tomando decisiones o haciendo alguna cosa física, pero tranquila, nosotros estamos todo el tiempo ejercitándonos, entrenándonos, o en un estadio repleto de personas exigentes esperando que nosotros lo hagamos vibrar de emoción al cerrar un juego magistral. Llega un momento en que el cuerpo de resiente físicamente y hay que tener mucha disciplina mental para poder seguir. Tiene que gustarte lo que haces para que puedas aguantar. Por eso no todo el mundo es pelotero, aunque deje millones.
Se dice que la gente hace suyos los triunfos en el play, tapando los huecos de los que no ha podido lograr en su vida. ¿Cree que es así?
Para mí, en lo personal, creo que sí, que en parte es así y eso no tiene nada de malo. Por eso te dije que los fanáticos son el jugador número diez y nos ayudan a ganar porque para ellos es importantísimo el triunfo de un equipo, igual que para nosotros. Es un símbolo del éxito. Si ganan Las Águilas los aguiluchos se sienten ganadores y si es el Licey por igual. Por eso cuando pierde uno la gente se pone agria, porque es su apuesta, en lo que se han invertido emociones, tiempo, alegrías, tristezas, estrés. Así es el béisbol.
¿Cree usted que los fanáticos también se derrumban igual que los peloteros?
Oh, pero mucha gente ni va al trabajo al otro día, se enferma, teme que lo critiquen, que lo burlen y hasta se matan con cualquiera si lo hacen perder el control. Claro, a nosotros nos pasa mucho peor. Un día puedes batear 4-4 y al otro día te ponchan la misma cantidad de veces. Fluuu., te desinflas, no tienes cara para mirar al público; a veces sonríes y la gente te dice: “Mira que sinvergüenza…” pero es un asunto de tensión. Nos da tan duro eso que no sabemos cómo actuamos.
¿Cuántas veces sintió la derrota y se desplomó?
Uhhhh… muchísimas veces. Mi éxito realmente está basado en el fracaso. Muchas veces lo hice bien y numerosas veces mal. Más mal que bien. Cuando fallas constantemente y en una la pegas es cuando arrancas las emociones de los fanáticos y se paran y te alientan y te empujan a seguir y entonces es que tomas fuerza y sigues y sigues y lo haces cada vez mejor. Pero si siempre lo haces bien y un día fallas te condenan como en un juicio y entonces te desploman. Ahí, en los fracasos es donde muchos peloteros se agrandan y en los triunfos es cuando algunos se achican.
¿Cómo manejaba usted los fracasos o malas jugadas?
Eso es la misma vida pasándote factura y diciéndote que no todo es bueno, que tú tienes que enfrentar eso y no llevarlo a la casa, pero el ser humano es emotivo. Yo llegaba a la casa deprimido, como todos los peloteros, y no podía dormir y mi mujer ni me preguntaba qué te pasa, ya sabía y me dejaba tranquilo. Al otro día el mal humor, pero nada, había que seguir desde cero y dejar lo malo. Bueno, a veces me levantaba con esa actitud positiva e iba al supermercado y la gente me decía: “oye, por qué hiciste esto y aquello”. Uff…, terrible, no sabía qué decir, era peor que un jefe vigilando tu trabajo y exigiéndote rendimiento en una oficina porque los fanáticos son duros con tu persona y si te vendieron como un jugador bueno tienes que demostrarlo o si no te condenan y te sepultan.
¿Cómo se puede superar el trauma de pasar del aplauso al rechazo?
Es estresante esa situación, pero por ejemplo, cuando estás jugando tienes que hacer un túnel y no escuchar nada de lo que te dicen. Sabes lo que tienes que hacer y lo haces o no lo haces. Todo dependerá de las circunstancias, tu capacidad y tu talento. Cuando uno llega al play saluda a muchísima gente y habla y todo muy bien, pero cuando ya inicia el juego es como si le quitaran el sonido a una película y todo transcurriera en cámara lenta.
BALANCE
LO QUE ME GUSTA Me agradan las oportunidades que hay ahora, lo que el modernismo te puede dar acorde con los tiempos: la Internet, la tecnología, las comodidades que antes no teníamos. Nosotros, los jugadores, lo hacíamos a mano pelá’, ahora los muchachos usan guantes y son bien entrenados.
LO QUE NO ME GUSTA Lo que no me ha gustado es que para tener tanto modernismo haya que haber sacrificado tantos valores. No me ha gustado esa negociación que se ha hecho con el tiempo. Y, principalmente, que la familia se haya desmembrado, y que predomine la búsqueda de las cosas rápidas y fáciles.
JUVENTUD
HISTORIA Estos no son los momentos más relevantes, pero voy a citar los que me marcaron para siempre: Mi primer hit en las Grandes Ligas, eso fue extraordinario, y mi primer turno en el béisbol profesional, que fue aquí en República Dominicana contra el lanzador Danilo Rivas, del equipo del Escogido, que era zurdo y me ponchó en el primer turno, comenzando, y a mí no se me olvida eso.